La gripe aviar se refiere a la infección de las aves con virus de la gripe aviar de tipo A. Estos virus se encuentran de forma natural entre las aves acuáticas silvestres de todo el mundo y pueden infectar a las aves de corral y otras especies de aves y animales. Las aves acuáticas silvestres pueden estar infectadas con el virus de la gripe aviar A en sus intestinos y vías respiratorias, pero por lo general no se enferman. Sin embargo, los virus de la gripe aviar A son muy contagiosos entre las aves y algunos de estos virus pueden enfermar e incluso matar a ciertas especies de aves de corral o comerciales como pollos, patos y pavos.
La gripe aviar al igual que el mycoplasma se puede diseminar en la saliva, secreciones nasales y heces de las aves de las aves infectadas. Las aves susceptibles se infectan cuando entran en contacto con el virus, ya que es liberado por las aves infectadas. También pueden infectarse por contacto con superficies contaminadas con el virus.
Los virus de la influenza aviar se clasifican en las dos categorías siguientes: virus de la influenza aviar de baja patogenicidad (IABP) A y virus de la influenza aviar de alta patogenicidad (IAAP) A. Las categorías se refieren a las características moleculares de un virus y a la capacidad del virus para causar enfermedad y mortalidad en los pollos en un laboratorio.
Influenza aviar en aves silvestres
Se han aislado virus de la gripe aviar A de más de 100 especies diferentes de aves silvestres. La mayoría de estos virus han sido virus de la gripe aviar de baja patogenicidad. La mayoría de las aves silvestres de las que se han recuperado estos virus representan gaviotas, charranes y aves playeras o aves acuáticas como patos, gansos y cisnes. Estas aves silvestres a menudo se consideran reservorios (huéspedes) de los virus de la gripe aviar A.
La gripe aviar en las aves de corral (aves domesticadas)
Las aves de corral o aves domésticas (pollos, pavos, etc.) pueden infectarse con el virus de la gripe aviar por contacto directo con aves acuáticas u otras aves de corral infectadas, o por contacto con superficies contaminadas con el virus.
La infección de las aves de corral con el virus de la gripe aviar de baja patogenicidad puede no causar ninguna enfermedad o una enfermedad leve, pero en algunos casos puede causar síntomas como plumas erizadas y disminución en la producción de huevos de las gallinas ponedoras, aunque éstos también se manifiestan en otras afecciones y pueden no ser asociados de manera inmediata con la gripe aviar. La infección de las aves de corral con los virus de la gripe aviar altamente patógena puede causar una enfermedad grave que afecta a varios órganos internos con una tasa de mortalidad elevada: entre 90% y 100%, a menudo en un plazo de 48 horas. Tanto la gripe aviar altamente patógena como la gripe aviar de baja patogenicidad pueden propagarse rápidamente a través de los averíos (grupos de aves de corral). Algunos patos pueden estar infectados sin ningún signo de enfermedad.
Los brotes de gripe aviar son motivo de preocupación en las aves domésticas por varias razones:
- La posibilidad de que los virus de baja patogenicidad se conviertan en virus altamente patógenos;
- El riesgo de propagación rápida de la enfermedad y muerte entre las aves de corral durante los brotes de gripe aviar altamente patógena;
- El impacto económico y las restricciones comerciales de un brote de gripe aviar altamente patógena;
- La posibilidad de que los virus A de la influenza aviar puedan transmitirse a los seres humanos.
Cuando se producen brotes de gripe aviar H5 o H7 en aves de corral o comerciales, se suele proceder a la despoblación (o sacrificio, también llamado «sacrificio sanitario») de los averíos infectados. Además, los métodos preferidos de control y erradicación son la vigilancia de los averíos cercanos o vinculados a los grupos infectados y la cuarentena de los averíos expuestos con planes de sacrificio si se detecta la enfermedad.
Vigilancia de la gripe aviar
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (Centers for Disease Control and Prevention o CDC por sus siglas en inglés), el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Mundial de Sanidad Animal (en el pasado, Oficina Internacional de Epizootias (OIE)) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (Food and Agriculture Organization o FAO, por sus siglas en inglés) llevan a cabo una vigilancia de rutina para monitorear los virus de la influenza en busca de cambios que puedan tener implicaciones para la salud pública y animal. Los esfuerzos de vigilancia de los CDC y la OMS se centran en la salud humana. La FAO y la OIE se ocupan de cuestiones que afectan a los animales, la alimentación y la agricultura.
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